jueves, 14 de agosto de 2008

CONTROL DE LA CASTIDAD. En los primeros días, el sumiso se vuelve desesperado y casi ni lo aguantan. Están como locos por correrse. Primera premisa, no permitas que jamás, jamás, vuelva a tocarse sin tu permiso. Ese derecho es tuyo y cuando se le permita, siempre deberá ser en tu presencia. De hecho es recomendable que se lleven a cabo inspecciones constantes del cinturón y de su miembro para averiguar si ha cometido el atrevimiento de masturbarse a tus espaldas. Incluso deberías de interrogarlo directamente para vez si miente.

Todo hombre busca la mínima posibilidad y de las maneras más insospechadas para aliviarse cuando no está ante tu presencia. Casi siempre a escondidas. Todos contestarán que no es así, pero mienten. Mienten siempre. Por eso, debes acostumbrar al esclavo a que lleve el cinturón de manera permanente. Están tan excitados que serían capaces de eyacular en cuestión de segundos. Así que vigila de manera estricta sus movimientos.

No deben tener intimidad. Así evitarás que pueda acariciarse para aliviarse de manera rápida y sin que te des cuenta. Si ello ocurriera no deberías siquiera enfadarte de una manera rápida y sin coherencia. Tómate la situación con calma y paciencia y llévale mansamente a tu campo. Átale las manos, brazos y piernas. Se persigue que el sumiso esté completamente entregado, disponible y sobre todo vulnerable a tu merced. Y procede al castigo. Castiga con severidad y total impunidad, haciéndole ver que el castigo es necesario para su educación y para su comportamiento. No debes bajo ninguna circunstancia tener el más mínimo atisbo de sentimiento de culpabilidad por el castigo a imponer. Al contrario, él ha faltado a tu normas y a tu respeto. Él te pertenece. Eres la dueña de su vida y por lo tanto debes ser muy dura y muy severa para recordarle quién es, cual es su cometido, su sitio y hacerle ver con claridad que no tiene voluntad. Y que por supuesto Te pertenece a ti.

El día. Durante el día el cinturón suele apretar y molestar. No debes preocuparte. Los cinturones están diseñados médicamente y no causan heridas. Que frecuentemente se ponga cremas o vaselinas para que la piel pueda nutrirse. El estar apretado conlleva un dolor y castigo permanente lo que le obliga a intentar no pensar en excitarse. Es un buen aditivo para que esté permanente pensando en ti como dueña y propietaria de su ser.

La noche. Durante la noche el hombre tiende a tener sueños eróticos de manera involuntaria y ese lleva consigo una erección y debes por ello evitar este comportamiento corporal involuntario. Debes saber que el sumiso al estar ausente de eyaculación, tiene como monotema el pensar en ello constantemente. Por tanto o bien le colocas el cinturón de castidad, en lo posible de la forma más estrecha o apretada posible o bien le colocas mitones en las manos con candados para que no se toque.

Si se diera el caso de aliviar el cinturón de manera circunstancial debe la Ama estar siempre presente y observando constantemente sin perder detalle. El esclavo debe sentirse vigilado y sin intimidad. El vive en una carcel y es un prisionero. Tú eres la carcelera y él debe ser sentirlo así y solo quitárselo cuando sea necesario para su limpieza o control.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me parece que no me va a gustar si un día una chica quiere una relación así, es demasiado (para mí)